Negro, en su acepción literaria, es el que hace trabajos anónimamente en provecho y lucimiento de otro, que pone la firma. La expresión es de origen francés –los ingleses usan el término ghostwriter, escritor fantasma– y surgió con la producción en masa de folletines en el siglo XIX, cuando se empezó a llamar négrier –negrero– al que firmaba y nègre –negro– a quien escribía. El mayor negrero fue Alejandro Dumas padre, que tuvo toda una factoría de escritores a su cargo, entre ellos, Gérard de Nerval. Algo debía de aportar Dumas, que intervenía dando ideas y retocando escenas, porque ninguno de sus negros tuvo tanto éxito bajo su nombre real como cuando trabajaba para él. extraido de Muy Interesante.
Tras un bagaje por tierras de Shakespeare, Stratford-upon-Avon, como becario en biblioteca de Irlanda Sligo, recibir un premio literario, Tiflos 2002, colaborar con una Agencia Literaria cuyo nombre no mencionaré, y obtener el Primer Premio al Mejor Proyecto Empresarial 2007, otorgado por el Ayuntamiento de Valencia. http://www.valencia.es/ayuntamiento/empleo.nsf/vDocumentosTituloAux/63B2811C000867AFC12573AE002B28F4?OpenDocument&bdOrigen=ayuntamiento%2Fempleo.nsf&idapoyo=E9ACAA9ED70D067DC12573550027660D&lang=1
Creo poder escribir, y de hecho y sin firma escribo para otros desde que ya hace doce lunas inserté el que sigue, como el primer anuncio en el que por vez primera me ofrecí como Negro Literario.
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